Danos cada día el pan que necesitamos.
aleja de mí la falsedad y la mentira; y no me des pobreza ni riqueza, sino solo el alimento necesario;
Ese habitará en la altura, refugiado en un baluarte rocoso, recibirá sin falta pan y agua.
Danos hoy el pan que necesitamos.
No os inquietéis, pues, por el día de mañana, que el día de mañana ya traerá sus inquietudes. ¡Cada día tiene bastante con sus propios problemas!
En Berea, los judíos eran de mentalidad más abierta que los de Tesalónica, y recibieron el mensaje con gran interés, estudiando asiduamente las Escrituras para comprobar si las cosas eran realmente así.