Jesús le contestó: —Felices, más bien, los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.
¡Aleluya! Feliz quien venera al Señor y se complace en sus mandatos.
Feliz quien venera al Señor, quien marcha por sus caminos.
Quien respeta el precepto respeta su vida, quien deshonra su conducta morirá.
Y ahora, hijos, escuchadme: felices quienes siguen mis caminos.
Jesús contestó: —Mi madre y mis hermanos son todos los que escuchan el mensaje de Dios y lo ponen en práctica.
Si comprendéis estas cosas y las ponéis en práctica seréis dichosos.
¡Dichoso quien lee y dichosos los que prestan atención a este mensaje profético y cumplen lo que en él está escrito! Porque la hora final está al caer.
¡Dichosos los que han decidido lavar sus vestiduras para tener acceso al árbol de la vida y poder entrar en la ciudad a través de sus puertas!