Eliseo ordenó a Guejazí: —Prepárate, coge mi bastón y ponte en camino. Si encuentras a alguien, no lo saludes; y si alguien te saluda, no le respondas. Luego pones mi bastón en la cara del niño.
Aquel día andaba por allí uno de los servidores de Saúl, que había tenido que quedarse en el santuario. Se llamaba Doeg, el edomita, y era el jefe de los pastores de Saúl.