Así dice el Señor del universo: Aunque al resto del pueblo esto le parezca prodigioso en aquellos días, no será prodigioso para mí —oráculo del Señor del universo—.
Él será quien transforme nuestro frágil cuerpo mortal en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud de la capacidad que tiene para dominar todas las cosas.