Y cuantos oían hablar de lo sucedido, se quedaban muy pensativos y se preguntaban: «¿Qué va a ser este niño?». Porque era evidente que el Señor estaba con él.
Estaba Pedro perplejo preguntándose qué significado tendría la visión, cuando los enviados de Cornelio, tras averiguar dónde estaba la casa de Simón, se presentaron a la puerta
Atemorizado, miró fijamente al ángel y le preguntó: —¿Qué quieres, Señor? El ángel le contestó: —Dios ha tomado en consideración tus oraciones y tus limosnas.