No se podrá cambiar ni sustituir, ni bueno por malo ni malo por bueno; si un animal es cambiado por otro, uno y otro se considerarán como algo sagrado.
Si el que consagró su casa al Señor desea más tarde rescatarla, deberá añadir una quinta parte del valor sobre lo tasado, y la casa quedará en su poder.
Pero si se trata de un animal impuro, lo rescatarán conforme a su valor tasado añadiendo una quinta parte a ese valor; si no lo rescatan, se venderá de acuerdo a su tasación.
Y restituirá lo que hubiere defraudado de las cosas sagradas, añadiendo a ello la quinta parte y dándoselo todo al sacerdote que hará expiación por él con el carnero de la ofrenda de reparación. De esta manera él quedará perdonado.