Luego la mujer deberá permanecer en su casa treinta y tres días purificando su sangre. No tocará ninguna cosa consagrada ni entrará en el santuario hasta que haya pasado el período de su purificación.
Por aquel entonces llegaron algunos de Judea que trataban de imponer a los hermanos esta enseñanza: —Si no os circuncidáis conforme a la prescripción de Moisés, no podréis salvaros.
Ahora bien, es sabido que todo lo que dice la ley se lo dice a quienes están bajo su yugo. Nadie, por tanto, tendrá derecho a hablar y el mundo entero ha de reconocerse culpable ante Dios.
Y digo yo: un pacto debidamente confirmado por Dios no lo puede invalidar una ley dada cuatrocientos treinta años más tarde, cancelando de ese modo lo que Dios había prometido.
fui circuncidado a los ocho días de nacer, soy de raza israelita, de la tribu de Benjamín, hebreo de pies a cabeza. En lo que atañe a mi actitud ante la ley, fui fariseo;
Por vuestra unión con Cristo estáis circuncidados; no en sentido físico, sino con la circuncisión de Cristo, que es la que os despoja de vuestras desordenadas apetencias humanas.