por tanto, aunque sean rumiantes o tengan la pezuña partida, no comeréis: el camello al que consideraréis impuro porque es rumiante, pero no tiene pezuña partida;
—Decid a los israelitas: De entre todos los animales terrestres, podréis comer de los siguientes:
todos los animales rumiantes que tengan la pezuña partida;
el conejo al que consideraréis impuro porque es rumiante, pero no tiene la pezuña partida;
—De ninguna manera, Señor —respondió Pedro—. Jamás he comido nada profano o impuro.