Pues bien, que nos den dos novillos y que ellos escojan uno, lo descuarticen y lo pongan sobre la leña sin prenderle fuego; yo haré lo mismo con el otro novillo.
De la víctima, pasada por el fuego como sacrificio de comunión, se reservará para el Señor la grasa que cubre las vísceras, toda la grasa que está sobre las entrañas,