Los hermanos de su madre hablaron de él en los mismos términos a todos los señores de Siquén, y el corazón de estos se inclinó hacia Abimélec, porque se decían: «Es nuestro hermano».
Un día, Labán dijo a Jacob: —Tú eres pariente mío, pero no por eso has de trabajar gratis para mí. Dime qué salario quieres que te pague.
Alguien llevó a David esta información: —Los israelitas se han puesto de parte de Absalón.
El malvado se enorgullece de su ambición, el codicioso blasfema e injuria al Señor.