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Referencias Cruzadas

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Jueces 4:7

La Palabra (versión española)

Yo atraeré hacia ti al torrente Quisón a Sísara, jefe del ejército de Jabín, con sus carros y sus tropas, y lo pondré en tus manos».

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17 Referencias Cruzadas  

Elías les ordenó: —¡Apresad a los profetas de Baal y que no escape ni uno! Los apresaron y Elías mandó bajarlos al arroyo Quisón y allí los degolló.

Yo haré que los egipcios se empeñen en alcanzaros y se metan en el mar detrás de vosotros. Entonces manifestaré mi poder sobre el faraón y todo su ejército, sobre sus carros y su caballería.

Y yo haré que el faraón no se dé por vencido y os persiga; y de nuevo mostraré mi gloria a costa de él y de todos sus ejércitos. Así los egipcios tendrán que reconocer que yo soy el Señor. Los israelitas cumplieron esta orden.

Y el Señor hizo que el faraón, el rey de Egipto, se obstinase en perseguir a los israelitas que habían partido en plan de vencedores.

Pero si fue por accidente y Dios lo permitió, yo te indicaré un lugar en donde puede encontrar refugio.

y el Señor le dijo: —No les tengas miedo, porque los he entregado en tus manos; ninguno de ellos podrá hacerte frente.

Y es que el Señor había decidido endurecer el corazón de esas ciudades para que combatieran contra Israel y así fueran aniquiladas y consagradas sin remisión al exterminio tal como había mandado el Señor a Moisés.

El Señor dijo entonces a Josué: —No les tengas miedo, porque mañana, a esta misma hora, haré que perezcan todos ellos ante Israel; tú desjarretarás sus caballos y quemarás sus carros.

Entonces vosotros saldréis de la emboscada y os apoderaréis de la ciudad; es el Señor, vuestro Dios, quien os la entregará.

Débora dijo a Barac: —¡Ánimo!, que este es el día en que el Señor te va a entregar a Sísara. ¿Acaso no va el Señor delante de ti? Barac bajó del monte Tabor seguido de sus diez mil hombres.

Barac le respondió: —Si tú vienes conmigo, yo también iré. Pero si tú no vienes conmigo, tampoco yo iré. Respondió ella:

El torrente Quisón los barrió, el viejo torrente, el torrente Quisón. ¡Avanza, alma mía, con denuedo!

Luego dijo a Saúl: —¿Por qué haces caso a los que dicen que David busca tu ruina?

Luego dijo a David: —Tú eres más inocente que yo, pues tú me has pagado muy bien y yo muy mal.




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