los cinco principados de los filisteos y todos los cananeos, los sidonios y los hititas que vivían en la montaña del Líbano, desde el monte de Baal Hermón hasta el Paso de Jamat.
Después llegaron a la fortaleza de Tiro y a todas las poblaciones de los jeveos y los cananeos. Finalmente se dirigieron al sur de Judá, llegando hasta Berseba.
En aquella ocasión Salomón y con él todo Israel, una gran asamblea venida desde el paso de Jamat hasta el torrente de Egipto, celebraron la fiesta religiosa ante el Señor nuestro Dios durante siete días;
Por el oeste, la frontera será el mar Grande; el límite septentrional estará situado a la altura de la Entrada de Jamat. Esta será la frontera occidental.
Los amalecitas habitan en el Négueb; los hititas, los jebuseos y los amorreos habitan en la montaña; los cananeos, por su parte, ocupan la franja costera y la ribera del Jordán.
Desmontad, pues, el campamento y poneos en marcha; dirigíos a las montañas de los amorreos y a todas sus zonas vecinas: la Arabá, la Montaña, la Sefela, el Négueb y el litoral. Seguid por la tierra de los cananeos hasta llegar al Líbano y al río grande: el río Éufrates.
Excepto los hititas que habitaban en Gabaón, ninguna otra ciudad firmó la paz con los israelitas; de todas las demás tuvieron que apoderarse por la fuerza.
mandó asimismo aviso a los cananeos que habitaban al este y al oeste, a los amorreos, hititas, fereceos y jebuseos de la montaña; y también a los hititas de las faldas del Hermón, en la región de Mispá.
Desde el río Sijor, en la frontera de Egipto, hasta el término de Ecrón por el norte, es considerado como de los cananeos. Quedan los cinco principados filisteos: el de Gaza, el de Asdod, el de Ascalón, el de Gat y el de Ecrón. Quedan los avitas,
Ni su padre ni su madre sabían que esto venía del Señor, que buscaba un pretexto contra los filisteos, pues por aquel tiempo los filisteos tiranizaban a Israel.
Los cinco hombres partieron y llegaron a Lais. Vieron que las gentes de allí vivían seguras, tranquilas y confiadas, al estilo de los sidonios y vieron también que no faltaba allí ningún producto de la tierra; por otra parte, estaban lejos de los sidonios y no tenían relaciones con los arameos.
A su vez, los filisteos se concentraron para luchar contra Israel con tres mil carros, seis mil jinetes y una infantería tan numerosa como la arena de las playas. Luego subieron a acampar en Micmás, al este de Bet-Avén.
Los jefes filisteos desfilaban encabezando escuadrones de cien y de mil soldados, mientras David y sus hombres desfilaban en retaguardia junto a Aquís.
El número de ratas de oro correspondía al total de las ciudades filisteas gobernadas por los cinco príncipes, incluyendo ciudades fortificadas y aldeas anejas. En cuanto a la piedra grande sobre la que colocaron el Arca del Señor, todavía hoy puede verse en el campo de Josué, el de Bet Semes.
Y preguntaron: —¿Qué compensación debemos hacerle? Contestaron: —A razón del número de príncipes filisteos, cinco tumores de oro y cinco ratas de oro, pues una misma plaga habéis sufrido todos vosotros y vuestros príncipes.