Pero Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, murió a la edad de ciento diez años.
Muerto Josué, los israelitas hicieron esta consulta al Señor: —¿Quién de nosotros será el primero en combatir contra los cananeos?
El pueblo sirvió al Señor mientras vivieron Josué y los ancianos que le sobrevivieron y que habían sido testigos de todas las grandes hazañas que el Señor había hecho en favor de Israel.
Lo enterraron en el término de su heredad, en Timná Séraj, en la montaña de Efraín, al norte del monte Gaas.