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Referencias Cruzadas

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Jueces 2:4

La Palabra (versión española)

Apenas el ángel del Señor dijo estas palabras a todos los israelitas, el pueblo se puso a llorar a gritos.

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13 Referencias Cruzadas  

Mientras Esdras oraba y se confesaba llorando, postrado ante el Templo de Dios, se congregó junto a él una grandísima multitud de israelitas: hombres, mujeres y niños que lloraban también a lágrima viva.

Más hondo le cala un reproche al sensato que cien palos al necio.

Vendrán todos llorando y yo los guiaré entre consuelos; los llevaré a la vera de arroyos, por senda recta, sin tropiezos. Soy como un padre para Israel, Efraín es mi hijo primogénito.

Ahora, pues, —oráculo del Señor— volveos hacia mí de todo corazón, con ayuno, lágrimas y lamento.

derramaré, en cambio, sobre la dinastía de David y los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración. Dirigirán sus miradas hacia mí, a quien traspasaron, harán duelo como se hace por un hijo único y llorarán amargamente como se llora a un primogénito.

Felices vosotros los que ahora tenéis hambre, porque Dios os saciará. Felices vosotros los que ahora lloráis, porque después reiréis.

y fue a ponerse detrás de Jesús, junto a sus pies. La mujer rompió a llorar y con sus lágrimas bañaba los pies de Jesús y los secaba con sus propios cabellos; los besaba también y finalmente derramó sobre ellos el perfume.

Y es que si la tristeza está en conformidad con la voluntad de Dios, produce un saludable cambio de actitud del que no hay que lamentarse; en cambio, la tristeza producida por el mundo ocasiona la muerte.

Reconoced vuestra miseria; llorad y lamentaos: que la risa se os convierta en llanto, y en tristeza la alegría.

Por eso no los expulsaré ante vosotros; serán vuestros opresores, y sus dioses una trampa para vosotros.

Así que llamaron a aquel lugar Bokín. Y ofrecieron allí sacrificios al Señor.

Los mensajeros llegaron a Guibeá de Saúl, dieron la noticia al pueblo y toda la gente se puso a gritar y a llorar.

Se reunieron en Mispá, sacaron agua, la derramaron ante el Señor y ayunaron aquel día, diciendo: —Hemos pecado contra el Señor. Samuel juzgó a los israelitas en Mispá.




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