Tomó su madre doscientos siclos de plata y se los entregó al fundidor. Este le hizo una imagen de madera y un ídolo de metal fundido, que quedó en casa de Micaías.
Tendrás por metal impuro la plata que recubre tus ídolos y el oro que adorna tus estatuas. Los tirarás como algo inmundo, los considerarás solo basura.
El carpintero aplica la regla, dibuja la imagen con punzón, la trabaja con gubia y compás; le da figura de hombre, igual que una imagen humana, destinada a habitar una casa.
¡Maldito sea quien haga un ídolo tallado o de metal fundido —creación humana, que el Señor abomina— y lo adore en secreto! Y el pueblo a una responderá: ¡Amén!
Y él le devolvió los mil cien siclos de plata. Y su madre dijo: —Consagro solemnemente, en favor de mi hijo, esta plata mía al Señor, para hacer con ella una imagen de madera y un ídolo de fundición.
los cinco hombres que habían ido a explorar la tierra entraron en la casa y se apropiaron de la imagen, el efod, los terafim y el ídolo de fundición. Entretanto, el sacerdote estaba en el umbral de la puerta con los seiscientos hombres armados.