Jamás se ha oído decir de alguien que haya dado la vista a un ciego de nacimiento.
¿No sabes tú que ya desde antaño, desde que la humanidad existe,
¡Ah, si encontraras a alguien que practicase con gozo la justicia, que tuviera en cuenta tus proyectos! Pero te has irritado porque fallamos, borra nuestra culpa y nos salvaremos.
Esto es lo que había prometido desde antiguo por medio de sus santos profetas:
Otros, en cambio, replicaban: —Sus palabras no son precisamente las de un endemoniado. ¿Podría un demonio dar la vista a los ciegos?
Todo el mundo sabe que Dios no escucha a los pecadores; en cambio, escucha a todo aquel que lo honra y cumple su voluntad.
Si este hombre no viniese de Dios, nada habría podido hacer.
Hubo entonces relámpagos y truenos fragorosos, y un terremoto tan formidable como jamás se dio desde que el mundo es mundo.