Juan 9:30

La Palabra (versión española)

Él contestó: —¡Eso es lo verdaderamente sorprendente! Resulta que a mí me ha dado la vista, y vosotros ni siquiera sabéis de dónde es.

Referencias Cruzadas

Salmos 119:18

Abre mis ojos para que vea las maravillas de tu ley.

Isaías 29:14

Por eso, seguiré mostrando a este pueblo acciones prodigiosas, sorprendentes; se esfumará la sabiduría de sus sabios, se eclipsará la listeza de sus listos.

Isaías 29:18

Aquel día los sordos oirán las palabras escritas en el libro; los ciegos podrán ya ver, libres de sus densas tinieblas.

Isaías 35:5

Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se destaparán.

Mateo 11:5

los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el evangelio.

Mateo 21:42

Añadió Jesús: —¿Acaso no habéis leído en las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores se ha convertido en la piedra principal. Esto lo ha hecho el Señor, y nos resulta verdaderamente maravilloso?

Marcos 6:6

Estaba verdaderamente sorprendido de la falta de fe de aquella gente. Andaba Jesús enseñando por las aldeas de alrededor,

Lucas 7:22

Respondió, pues, a los enviados: —Volved a Juan y contadle lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de su enfermedad, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el evangelio.

Juan 12:37

A pesar de haber visto con sus propios ojos los grandes milagros que Jesús había hecho, no creían en él.

Juan 3:10

Jesús le respondió: —¡Cómo! ¿Tú eres maestro en Israel e ignoras estas cosas?

Juan 9:29

Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; en cuanto a este, ni siquiera sabemos de dónde es.

Juan 9:31

Todo el mundo sabe que Dios no escucha a los pecadores; en cambio, escucha a todo aquel que lo honra y cumple su voluntad.

2 Corintios 4:6

Pues el mismo Dios que dijo: Resplandezca la luz desde el seno de las tinieblas, para que irradiemos la luz del conocimiento glorioso de Dios reflejado en el rostro de Cristo.