Ellos no cayeron en la cuenta de que les estaba hablando del Padre;
Palpamos como ciegos la pared, como invidentes andamos a tientas; trompicamos a mediodía como si fuera de noche; rebosamos salud y parecemos muertos.
Él añadió: Ve a decir a este pueblo: Escuchad con atención, pero no entendáis; observad con cuidado, pero no aprendáis.
Tengo muchas cosas que decir de vosotros, y muchas que condenar. Pero lo que digo al mundo es lo que oí al que me envió, y él dice la verdad.
así que Jesús añadió: —Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, entonces reconoceréis que «yo soy» y que no hago nada por mi propia cuenta; lo que aprendí del Padre, eso enseño.
Si no entendéis lo que yo digo, es porque no queréis aceptar mi mensaje.
El que es de Dios acepta las palabras de Dios; pero como vosotros no sois hijos de Dios, por eso no las aceptáis.