Pero uno de ellos, Nicodemo, que con anterioridad había acudido a Jesús, intervino y dijo:
¿Quién me defenderá ante los malvados? ¿Quién me apoyará frente a los malhechores?
También vino Nicodemo, el que con anterioridad había ido de noche a entrevistarse con Jesús, trayendo unas cien libras de una mezcla de mirra y áloe.
Lo que ocurre es que todos estos que no conocen la ley son unos malditos.