Entonces le pidieron: —Señor, danos siempre de ese pan.
Muchos dicen: «¿Quién nos mostrará el bien?». ¡Extiende sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor!
Exclama entonces la mujer: —Señor, dame de esa agua; así ya no volveré a tener sed ni tendré que venir aquí a sacar agua.
Jesús les contestó: —Estoy seguro de que me buscáis no por los milagros que habéis visto, sino porque comisteis pan hasta saciaros.
El Dios y Padre de Jesucristo, el Señor —¡bendito sea para siempre!— sabe que no miento.