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Referencias Cruzadas

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Juan 6:30

La Palabra (versión española)

Ellos replicaron: —¿Cuáles son tus credenciales para que creamos en ti? ¿Qué es lo que tú haces?

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22 Referencias Cruzadas  

E inmediatamente el profeta ofreció una señal, diciendo: —He aquí la prueba de lo que el Señor ha dicho: el altar va a romperse en pedazos y se esparcirán las cenizas que hay en él.

El altar se rompió en pedazos y se esparcieron sus cenizas, de acuerdo con la señal que el hombre de Dios había anunciado por orden del Señor.

—Si no te creen ni te hacen caso con el primer prodigio, te creerán con el segundo;

—Cuando el faraón os pida que hagáis algún prodigio, le dirás a Aarón que tome su vara y la arroje delante del faraón; entonces la vara se convertirá en una serpiente.

Los que dicen: «deprisa, que acelere su obra y la veamos; que se acerque, que llegue el plan del Santo de Israel, y así lo conozcamos».

¡Que baje ahora mismo de la cruz ese mesías, ese rey de Israel, para que lo veamos y creamos en él! Los otros que estaban crucificados junto a él, también lo llenaban de insultos.

Llegaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús. Para tenderle una trampa, le pidieron que hiciera alguna señal milagrosa de parte de Dios.

pero, si las realizo, fiaos de ellas, aunque no queráis fiaros de mí. De este modo conoceréis y os convenceréis de que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

A pesar de haber visto con sus propios ojos los grandes milagros que Jesús había hecho, no creían en él.

Los judíos, por su parte, lo increparon diciendo: —¿Con qué señal nos demuestras que puedes hacer esto?

Los discípulos habían ido al pueblo a comprar comida.

La gente, por su parte, al ver aquel milagro, comentaba: —Este hombre tiene que ser el profeta que iba a venir al mundo.

Lo seguía mucha gente, porque veían los milagros que hacía con los enfermos.

Pero vosotros, como ya os he dicho, no creéis a pesar de haber visto.

Pon en juego tu poder, para que en el nombre de Jesús, tu santo servidor, se produzcan curaciones, señales milagrosas y prodigios.

Porque mientras los judíos piden milagros y los griegos buscan sabiduría,

y de la que Dios mismo ha dado testimonio valiéndose de milagros, prodigios y toda suerte de maravillas, además de los dones del Espíritu Santo que ha repartido según su voluntad.




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