Él les preguntó a qué hora había comenzado la mejoría. Los criados le dijeron: —Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre.
Enseguida dio una orden, salió del muchacho el demonio y en aquel mismo instante quedó curado.
Luego dijo Jesús al oficial: —Vete a tu casa y que se haga como creíste. En aquel mismo momento, el asistente quedó curado.
Cuando regresaba a casa, le salieron al encuentro sus criados para comunicarle que su niño estaba curado.
El padre comprobó que esa fue precisamente la hora en que Jesús le dijo: «Tu hijo está bien», y creyeron en Jesús él y todos los suyos.