Ella le contesta: —No tengo marido. —Es cierto —reconoce Jesús—; no tienes marido.
Jesús le dice: —Vete a tu casa, llama a tu marido y vuelve acá.
Has tenido cinco y ese con el que ahora vives no es tu marido. En esto has dicho la verdad.
—Venid a ver a un hombre que me ha adivinado todo lo que he hecho. ¿Será el Mesías?
De acuerdo, pero fue su infidelidad la causa del desgajamiento, mientras que tú te mantienes en pie por la fe. Así que no presumas y ándate con cuidado.