Ya amanecía cuando se presentó Jesús a la orilla del lago, aunque los discípulos no lo reconocieron.
José había reconocido a sus hermanos, pero ellos no lo reconocieron.
Después de esto, Jesús se apareció, bajo una figura diferente, a dos discípulos que iban de camino hacia una finca en el campo.
En aquel momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron; pero él desapareció de su vista.
Volvió entonces la vista atrás, y vio a Jesús que estaba allí, pero no lo reconoció.