Simón Pedro subió a la barca y sacó a tierra la red llena de peces; en total eran ciento cincuenta y tres peces grandes. Y, a pesar de ser tantos, no se rompió la red.
Jesús les dijo: —Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.
Jesús les dijo: —Acercaos y comed. A ninguno de los discípulos se le ocurrió preguntar: «¿Quién eres tú?», porque sabían muy bien que era el Señor.
Los que aceptaron con agrado la invitación se bautizaron, y aquel día se unieron a los apóstoles alrededor de tres mil personas.