Jesús le dijo: —¿Crees porque has visto? ¡Dichosos los que crean sin haber visto!
En cuanto a vosotros, felices vuestros ojos por lo que ven y vuestros oídos por lo que oyen.
¡Feliz tú, porque has creído que el Señor cumplirá las promesas que te ha hecho!
Tomás contestó: —¡Señor mío y Dios mío!
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Jesús lo regañó: —Solo creéis si veis milagros y prodigios.
y caminamos guiados por la fe y no por lo que vemos.
La fe es garantía de las cosas que esperamos y certeza de las realidades que no vemos.
Por la fe se marchó de Egipto sin temor a la ira del rey, y se mantuvo constante en su propósito como si estuviera viendo al Invisible.
Pero a pesar de haber sido todos aprobados por Dios en virtud de la fe, ninguno alcanzó la promesa.
a quien amáis y en quien confiáis aun sin haberlo visto. Os alegraréis, con un gozo inenarrable y radiante,