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Referencias Cruzadas

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Juan 19:4

La Palabra (versión española)

Salió de nuevo Pilato y les dijo: —Mirad, os lo voy a presentar para dejar claro que no encuentro delito alguno en él.

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16 Referencias Cruzadas  

Mientras el gobernador estaba sentado en el tribunal, su esposa le envió este recado: «Ese hombre es inocente. No te hagas responsable de lo que le suceda. Esta noche he tenido pesadillas horribles por causa suya».

Pilato, al ver que nada adelantaba sino que el alboroto crecía por momentos, mandó que le trajeran agua y se lavó las manos en presencia de todos, proclamando: —¡Yo no me hago responsable de la muerte de este hombre! ¡Allá vosotros!

diciendo: —¡He pecado entregando a un inocente! Ellos le contestaron: —Eso es asunto tuyo y no nuestro.

El oficial del ejército romano y los que estaban con él vigilando a Jesús, al ver el terremoto y todo lo que estaba sucediendo, exclamaron sobrecogidos de espanto: —¡Verdaderamente, este era Hijo de Dios!

Pilato dijo a los jefes de los sacerdotes y a todos los presentes: —No encuentro ningún motivo de condena en este hombre.

Nosotros estamos pagando justamente los crímenes que hemos cometido, pero este no ha hecho nada malo.

Cuando el oficial del ejército romano vio lo que estaba pasando, alabó a Dios y dijo: —¡Seguro que este hombre era inocente!

Entonces Pilato volvió a entrar en su palacio, mandó traer a Jesús y le preguntó: —¿Eres tú el rey de los judíos?

Pilato repuso: —¿Y qué es la verdad? Dicho esto, Pilato salió de nuevo y dijo a los judíos: —Yo no encuentro delito alguno en este hombre.

Al ver a Jesús, los jefes de los sacerdotes y sus esbirros comenzaron a gritar: —¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Pilato insistió: —Tomadlo vosotros y crucificadlo; yo no encuentro delito alguno en él.

Al que no tuvo experiencia de pecado, Dios lo trató por nosotros como al propio pecado, para que, por medio de él, experimentemos nosotros el poder salvador de Dios.

Un sumo sacerdote así era el que nosotros necesitábamos: santo, inocente, incontaminado, sin connivencia con los pecadores y encumbrado hasta lo más alto de los cielos.

sino con la sangre preciosa de Cristo, cordero sin mancha y sin tacha,

Cristo, que ni cometió pecado ni se encontró mentira en sus labios.

También Cristo murió por los pecados, una vez por todas, el inocente por los culpables, para conduciros a Dios. Como mortal, sufrió la muerte; como espiritual fue devuelto a la vida.

Y sabéis que Jesucristo, en quien no hay pecado, vino a borrar nuestros pecados.




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