Os he dicho todo esto durante el tiempo de mi permanencia entre vosotros.
Os digo estas cosas ahora, antes que sucedan, para que, cuando sucedan, creáis que «yo soy».
Por el contrario, el que no me ama no se mantiene fiel a mi mensaje. Y este mensaje que os transmito no es mío; es del Padre que me envió.
Pero el Abogado, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, hará que recordéis cuanto yo os he enseñado y os lo explicará todo.
Os lo he dicho ahora, por adelantado, para que, cuando suceda, no dudéis en creer.
Os he dicho esto para que participéis en mi alegría y vuestra alegría sea completa.
Tendría que deciros muchas cosas más, pero no podríais entenderlas ahora.