Judas, no el Iscariote, sino el otro, le preguntó: —Señor, ¿cuál es la razón de manifestarte solo a nosotros y no a los que son del mundo?
Felipe, Bartolomé, Tomás y Mateo el recaudador de impuestos; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo;
Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo; Tadeo, Simón el cananeo
Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Nicodemo repuso: —¿Cómo es posible que alguien ya viejo vuelva a nacer? ¿Acaso puede volver a entrar en el seno materno para nacer de nuevo?
Nicodemo preguntó: —¿Cómo puede ser eso?
—Pero Señor —replica la mujer—, no tienes con qué sacar el agua y el pozo es hondo. ¿Dónde tienes esa agua viva?
Esto suscitó una fuerte discusión entre los judíos, que se preguntaban: —¿Cómo puede este darnos a comer su carne?
Al oír esto, muchos de los que seguían a Jesús dijeron: —Esta enseñanza es inadmisible. ¿Quién puede aceptarla?
Cuando llegaron, subieron al piso en que se alojaban; eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago.
Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago, a los que han sido llamados a vivir bajo el amor de Dios Padre y la custodia de Jesucristo.