Josafat preguntó: —¿No hay por aquí algún profeta a través del cual podamos consultar al Señor? Uno de los servidores del rey de Israel respondió: —Por aquí anda Eliseo, el hijo de Safat, que era asistente de Elías.
¡Felices aquellos criados a quienes el amo, al llegar, los encuentre vigilando! Os aseguro que los hará sentarse a la mesa y él mismo se pondrá a la tarea de servirles la comida.
Si alguno de vosotros tiene un criado que está arando la tierra o cuidando el ganado, ¿acaso le dice cuando regresa del campo: «Ven acá, siéntate ahora mismo a cenar»?
Pues ¿quién es más importante, el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿No es, acaso, el que se sienta a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre vosotros como el que sirve.
Una vez que terminó de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto, volvió a sentarse a la mesa y les preguntó: —¿Comprendéis lo que acabo de hacer con vosotros?