Jesús, entonces, se dirigió a ellos diciendo: —Yo os aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta; él hace únicamente lo que ve hacer al Padre. Lo que hace el Padre, eso hace también el Hijo.
así que Jesús añadió: —Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, entonces reconoceréis que «yo soy» y que no hago nada por mi propia cuenta; lo que aprendí del Padre, eso enseño.
Precisamente por eso, Dios me ha tratado con misericordia, de manera que Cristo Jesús ha puesto de manifiesto su generosidad conmigo antes que con nadie, para ejemplo de quienes, creyendo en él, alcanzarán la vida eterna.
Sabemos, en fin, que el Hijo de Dios ha venido y ha iluminado nuestras mentes para que conozcamos al Verdadero. Y nosotros estamos unidos al Verdadero y a su Hijo Jesucristo, que es Dios verdadero y vida eterna.