Jesús aclaró: —Esa voz no hablaba para mí, sino para que la oyerais vosotros.
Y me alegro por vosotros de no haber estado allí, porque así tendréis un motivo más para creer. Vamos, pues, allá.
Yo sé que me escuchas siempre; si me expreso así, es por los que están aquí, para que crean que tú me has enviado.
Es ahora cuando este mundo va a ser condenado; es ahora cuando el que tiraniza a este mundo va a ser vencido.
Y no es que yo tenga necesidad de testimonios humanos; si digo esto, es para que vosotros podáis salvaros.
Ya conocéis cuál fue la generosidad de nuestro Señor Jesucristo: siendo rico como era, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza.