No era él la luz, sino testigo de la luz.
un testimonio tajante y sin reservas: —Yo no soy el Mesías.
La verdadera luz, la que ilumina a toda la humanidad, estaba llegando al mundo.
Vosotros mismos sois testigos de lo que yo dije entonces: «No soy el Mesías; simplemente he sido enviado como su precursor».
Pablo les explicó: —Juan bautizaba como señal de conversión, e invitaba a la gente a creer en el que había de venir después de él, es decir, en Jesús.