Dijo entonces Dios: —Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza para que domine sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo.
Así dice el Señor, el que creó el cielo y es Dios, el que hizo y modeló la tierra; el que la afianzó y no la creó vacía, sino que la hizo habitable: Yo soy el Señor, no hay otro.
Para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios: el Padre, de quien todo procede y a quien todos estamos destinados; y solo hay un Señor: Jesucristo, mediante el cual han sido creadas todas las cosas y por quien vivimos también nosotros.
—Señor y Dios nuestro: ¡Nadie como tú merece recibir la gloria, el honor y el poder! Porque tú has creado todas las cosas; en tu designio existían, y conforme a él fueron creadas.