Ya en el principio estaba junto a Dios.
Cuando Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra,
yo estaba junto a él, como aprendiz; yo era su alegría cotidiana y jugaba en su presencia a todas horas;
Me decía: No me acordaré más de él, no hablaré más en su nombre. Pero algo ardía en mi corazón como fuego, algo ardiente encerrado en mis huesos, que trataba inútilmente de apagar.
En el principio ya existía la Palabra; y la Palabra estaba junto a Dios y era Dios.
Todo fue hecho por medio de ella y nada se hizo sin contar con ella. Cuanto fue hecho