Biblia Todo Logo
Referencias Cruzadas

- Anuncios -




Josué 5:1

La Palabra (versión española)

Cuando los reyes de los amorreos que habitaban al lado occidental del Jordán y los reyes de los cananeos que vivían en la región costera, oyeron que el Señor había mantenido seco el cauce del Jordán hasta que los israelitas lo atravesaron, desfalleció su corazón y les faltó el aliento para hacer frente a los israelitas.

Ver Capítulo Copiar

32 Referencias Cruzadas  

Abrán atravesó toda la región hasta Siquén, llegando hasta la encina de Moré. (Por aquel entonces los cananeos habitaban en el país).

Y a ti, te doy una franja de tierra mayor que a tus hermanos: la franja de Siquén que yo arrebaté a los amorreos con mi espada y mi arco.

Los gabaonitas no eran israelitas, sino descendientes de un resto de amorreos. Los israelitas estaban vinculados a ellos por juramento, pero Saúl, llevado de su celo por Israel y Judá, había intentado exterminarlos. David los convocó, habló con ellos

los manjares de su mesa, la disposición de sus comensales, la compostura y los uniformes de sus camareros, las bebidas y los holocaustos que ofrecía en el Templo del Señor, se quedó asombrada

Concluidas estas cosas, se acercaron a mí los jefes diciendo: —Ni el pueblo de Israel, ni los sacerdotes, ni los levitas se han apartado de las gentes del lugar, sino que han imitado en sus abominaciones a los cananeos, hititas, moabitas, egipcios y amorreos,

a Sijón, rey de los amorreos, a Og, rey de Basán, a todos los reyes de Canaán;

Haré que el pánico cunda delante de ti, poniendo en fuga ante ti a jeveos, cananeos e hititas.

Las islas lo contemplan temerosas, tiemblan los confines de la tierra; ya se acercan, ya están aquí.

Dirás: Esto dice el Señor Dios a Jerusalén: Por tu origen y tus antepasados, eres del país de los cananeos. Tu padre era amorreo y tu madre hitita.

—Hijo de hombre, ponte mirando hacia Jerusalén, pronuncia tus palabras en dirección al santuario y profetiza contra la tierra de Israel.

palideció y quedó aturdido, incapaz de sostenerse, con las rodillas temblando.

Yo exterminé ante ellos al amorreo, alto como los cedros y fuerte como las encinas; extirpé sus raíces y malogré sus frutos.

Los amalecitas habitan en el Négueb; los hititas, los jebuseos y los amorreos habitan en la montaña; los cananeos, por su parte, ocupan la franja costera y la ribera del Jordán.

Sin embargo, los descendientes de Manasés no consiguieron apoderarse de esas ciudades, de modo que los cananeos se mantuvieron en aquella región.

también la región montañosa será vuestra; está cubierta de bosques, pero vosotros talaréis sus árboles y la haréis vuestra. Y expulsaréis a los cananeos, aunque tengan carros de hierro y sean muy poderosos.

Pero, si os parece duro rendir culto al Señor, elegid hoy a quién queréis rendir culto, si a los dioses a quienes adoraron vuestros antepasados en Mesopotamia o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis ahora. Yo y mi casa rendiremos culto al Señor.

el agua que bajaba de arriba se detuvo y formó como un embalse hasta muy lejos, hasta Adam, ciudad que está cerca de Sartán, mientras que las que bajaban hacia el mar de la Arabá, o mar de la Sal, quedaron completamente cortadas de manera que el pueblo pudo cruzar el río frente a Jericó.

Los sacerdotes que transportaban el Arca de la alianza del Señor se mantuvieron a pie firme, en medio del cauce seco del Jordán, mientras todo Israel iba atravesando el río por el cauce seco, hasta que todo el pueblo acabó de cruzarlo.

Estremecidos de horror ante el suplicio, exclamarán desde lejos: —¡Desgraciada de ti, la gran ciudad, Babilonia, la ciudad tan poderosa! ¡Un instante ha bastado para consumarse tu condena!

Muerto Josué, los israelitas hicieron esta consulta al Señor: —¿Quién de nosotros será el primero en combatir contra los cananeos?

Si, pues, el Señor, Dios de Israel, quitó su heredad a los amorreos para dársela a su pueblo Israel, ¿ahora se la vas a arrebatar tú?

los cinco principados de los filisteos y todos los cananeos, los sidonios y los hititas que vivían en la montaña del Líbano, desde el monte de Baal Hermón hasta el Paso de Jamat.

por lo que el Señor los dejó a merced de Jabín, rey cananeo que reinaba en Jasor. El jefe de su ejército era Sísara, que habitaba en Jaróset Goyín.

A la mañana siguiente, cuando a Nabal se le había pasado la borrachera, su esposa le contó todo lo sucedido. Entonces le falló el corazón y se quedó de piedra.




Síguenos en:

Anuncios


Anuncios