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Referencias Cruzadas

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Josué 3:16

La Palabra (versión española)

el agua que bajaba de arriba se detuvo y formó como un embalse hasta muy lejos, hasta Adam, ciudad que está cerca de Sartán, mientras que las que bajaban hacia el mar de la Arabá, o mar de la Sal, quedaron completamente cortadas de manera que el pueblo pudo cruzar el río frente a Jericó.

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31 Referencias Cruzadas  

Estos cinco últimos aunaron fuerzas en el valle de Sidín, en el mar Muerto.

Baaná, hijo de Ajilud, en Taanac y Meguido hasta más allá de Jocmeán, en todo Betsán, por debajo de Jezrael; y desde Betsán hasta Abel Mejolá, junto a Sartán.

El rey los mandó fundir en arcilla, en el valle del Jordán, entre Sukot y Sartán.

Lo vio el mar y salió huyendo, el Jordán retrocedió.

¿Qué tienes tú, mar, que huyes y tú, Jordán, que retrocedes?

El Señor reina sobre el diluvio; el Señor, rey eterno, está en su trono.

Él embalsa como un dique las aguas de los mares, guarda en depósitos las aguas del abismo.

Convirtió el mar en tierra seca y andando atravesaron el río. Allí, con él, nos llenamos de gozo.

Tú hiciste fluir manantiales y arroyos, secaste los ríos de corrientes sin fin.

En el mar trazaste tu camino, en las aguas caudalosas tu sendero, y nadie descubrió tu rastro.

Abrió el mar y los hizo pasar, como un dique detuvo las aguas;

Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo que el mar se retirase valiéndose de un viento huracanado del este que sopló durante toda la noche y que dividió las aguas en dos, dejando seco el mar.

Los israelitas entraron en medio del mar, pisando en seco, mientras las aguas formaban una especie de muralla a ambos lados.

Los israelitas, en cambio, cruzaron el mar por tierra seca, mientras las aguas formaban para ellos una muralla a derecha e izquierda.

Al soplo de tu aliento, las aguas se amontonaron, como un muro se alzaron las olas, y los abismos se cuajaron en el corazón del mar.

¿Por qué cuando vengo no hay nadie, llamo y ninguno responde? ¿Es pequeña mi mano para redimir, o no tengo fuerza para salvaros? Solo con un grito seco el mar, convierto los ríos en desierto, y muertos de sed por falta de agua, se pudren todos sus peces.

—Estas aguas, que fluyen hacia la zona oriental, irán bajando hasta la Arabá. Después desembocarán en el mar Muerto, el de las aguas sin vida, que quedarán saneadas.

Increpa al mar y lo seca, deja sin agua a los ríos; el Basán y el Carmelo languidecen, se marchitan las flores del Líbano.

¿Arde la ira del Señor contra los ríos? ¿Se enciende contra ellos tu enojo, y tu furor contra los mares cuando montas sobre tus caballos y conduces tus carros victoriosos?

La frontera sur se extenderá desde el desierto de Sin hasta el límite con Edom, arrancando del extremo sur del mar Muerto hacia el oriente.

Estas son las palabras que Moisés comunicó a todo Israel, al otro lado del Jordán, en el desierto, en la Arabá, frente a Suf, entre Parán, Tofel, Labán, Jaserot y Di Zahab.

además, hacia el oriente, la Arabá y el Jordán hacían de frontera, desde el lago Kinéret hasta el mar de la Arabá, que es el mar Muerto, al pie de las laderas del Pisga.

abarcaba también el valle oriental del Jordán, desde el mar de Kinéret hasta el mar de la Arabá, en dirección a Bet Jesimot, hasta el pie de las laderas del Pisga por el sur.

Su límite meridional partía de la lengua o extremo sur del mar de la Sal;

bajaba de Janojá a Atarot y a Naará y tocaba en Jericó para terminar en el Jordán.

En cuanto toquen las aguas del Jordán las plantas de los pies de los sacerdotes encargados de transportar el Arca del Señor, dueño de toda la tierra, las aguas del Jordán que vienen de arriba quedarán cortadas y se detendrán formando como un dique.

se lo explicaréis así: «Israel pasó ese Jordán a pie enjuto,

Cuando los reyes de los amorreos que habitaban al lado occidental del Jordán y los reyes de los cananeos que vivían en la región costera, oyeron que el Señor había mantenido seco el cauce del Jordán hasta que los israelitas lo atravesaron, desfalleció su corazón y les faltó el aliento para hacer frente a los israelitas.

Mientras los trescientos de Gedeón tocaban las trompetas de guerra, el Señor hizo que los madianitas se mataran unos a otros por todo el campamento y que salieran huyendo hacia Bet Sitá y Sartán, hasta la ribera de Abel Mejolá, frente a Tabat.




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