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Referencias Cruzadas

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Josué 3:10

La Palabra (versión española)

Y añadió: —Esta será la señal de que el Dios vivo está en medio de vosotros y de que, al llegar vosotros, va a expulsar al cananeo, al hitita, al jeveo, al fereceo, al guirgaseo, al amorreo y al jebuseo.

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37 Referencias Cruzadas  

amorreos, cananeos, guirgaseos y jebuseos.

Miqueas le dijo: —Si consigues regresar sano y salvo, es que el Señor no ha hablado por mi boca.

Ojalá el Señor, tu Dios, haya escuchado las palabras del copero mayor enviado por su amo, el rey de Asiria, para insultar al Dios vivo, y lo castigue por esas palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. Por tu parte, intercede por el resto que aún subsiste».

y de los jebuseos, amorreos, guirgaseos,

Estoy sediento de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo llegaré a ver el rostro de Dios?

El Señor se ha revelado, ha hecho justicia, el malvado está atrapado en sus propias obras. [Pausa]

Y llamó a aquel lugar Masá (es decir, prueba) y Meribá (es decir, querella), porque los israelitas pusieron a prueba al Señor y se querellaron contra él, diciendo: —¿Está o no está el Señor con nosotros?

Ahora he decidido librarlos del poder de los egipcios y sacarlos de ese país para conducirlos a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, jeveos y jebuseos.

Un ángel, que yo enviaré delante de ti, expulsará a los cananeos, amorreos, hititas, fereceos, heveos y jebuseos,

Pues bien, será el propio Señor quien os dará una señal: Vedla, la joven está embarazada y va a dar a luz un hijo, al que llamará Dios-con-nosotros.

Pero el Señor, Dios verdadero, es un Dios vivo, rey eterno; su cólera zarandea la tierra, los paganos no aguantan su ira.

Los amalecitas habitan en el Négueb; los hititas, los jebuseos y los amorreos habitan en la montaña; los cananeos, por su parte, ocupan la franja costera y la ribera del Jordán.

Entonces Simón Pedro declaró: —¡Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo!

Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.

Ese día mi furor se encenderá contra él, lo abandonaré y no me acordaré de él; será presa fácil [para sus enemigos] y le sobrevendrán multitud de desgracias y calamidades. Aquel día se preguntará si esas desgracias le han venido porque el Señor su Dios ya no está con él.

Pues ¿qué mortal existe, que habiendo oído la voz del Dios vivo hablándole desde el fuego, como la hemos oído nosotros, haya vivido para contarlo?

El Señor tu Dios te va a introducir en la tierra de la que vas a tomar posesión, y va a expulsar delante de ti a pueblos más grandes que tú: hititas, guirgaseos, amorreos, cananeos, fereceos, jeveos y jebuseos, siete pueblos más numerosos y fuertes que tú.

No les tengas miedo, porque está contigo el Señor tu Dios, Dios grande y terrible.

Todos, en efecto, se hacen lenguas de la acogida que nos dispensasteis y de cómo os convertisteis a Dios y renunciasteis a los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero,

¡Tiene que ser terrible caer en las manos del Dios viviente!

mandó asimismo aviso a los cananeos que habitaban al este y al oeste, a los amorreos, hititas, fereceos y jebuseos de la montaña; y también a los hititas de las faldas del Hermón, en la región de Mispá.

en la montaña, en la Sefela, en la Arabá y sus cercanías, en el desierto, en el Négueb; eran territorios habitados por hititas, amorreos, cananeos, fereceos, jeveos y jebuseos. [Y estos eran sus reyes]:

Ninguna de las magníficas promesas que el Señor había hecho a la casa de Israel falló. Todas se cumplieron.

Y el sacerdote Finés, hijo de Eleazar, dijo a rubenitas, gaditas y manasitas: —Ahora reconocemos que el Señor está en medio de nosotros, pues no le habéis sido infieles y así habéis librado a los israelitas de ser castigados por el Señor.

Pasasteis después el Jordán y llegasteis a Jericó. Los jefes de Jericó os hicieron la guerra; y lo mismo hicieron los amorreos, los fereceos, los cananeos, los hititas, los guirgaseos, los jeveos y los jebuseos, pero yo os los entregué.

Josué dijo a los israelitas: —Acercaos y escuchad las palabras del Señor, vuestro Dios.

Cuando los reyes de Cisjordania, de la Montaña, de la Sefela y de toda la costa del mar Grande hasta la región del Líbano (hititas, amorreos, cananeos, fereceos, jeveos y jebuseos), se enteraron de esto,

Entonces David preguntó a los que estaban junto a él: —¿Qué se le dará a quien venza a ese filisteo y limpie la deshonra de Israel? Y ¿quién es ese filisteo incircunciso para desafiar a las huestes del Dios vivo?

David consultó con Ajimélec, el hitita, y con Abisay, hijo de Seruyá y hermano de Joab y les preguntó: —¿Quién está dispuesto a bajar conmigo al campamento de Saúl? Y Abisay respondió: —Yo bajaré contigo.




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