Salieron unos hombres en su persecución hacia los vados del Jordán, y la puerta de la ciudad se volvió a cerrar en cuanto los perseguidores salieron tras ellos.
con estas palabras: —Hemos hallado la cárcel cuidadosamente cerrada, y a los vigilantes en su puesto ante la puerta; pero al abrirla no hemos encontrado a nadie dentro.
cuando, al anochecer, estaba a punto de cerrarse la puerta de la ciudad, esos hombres salieron y no sé adónde han ido. Si os dais prisa en perseguirlos, los alcanzaréis.
Galaad cortó a Efraín los vados del Jordán. Cuando los fugitivos de Efraín decían: «Dejadme pasar», los hombres de Galaad les preguntaban: «¿Eres de Efraín?». Si respondía: «No»,
y les dijo: —Seguidme, porque el Señor os ha entregado a Moab, vuestro enemigo. Fueron con él, cortaron a Moab los vados del Jordán y no dejaron pasar a nadie.