Marcharon los espías, se adentraron en el monte y se quedaron allí tres días, hasta que sus perseguidores, que los buscaron por todas partes, regresaron sin encontrarlos.
Llegaron los servidores de Absalón a casa de la mujer y le preguntaron: —¿Dónde están Ajimás y Jonatán? La mujer les respondió: —Han ido hacia el agua. Ellos los buscaron y, al no encontrarlos, regresaron a Jerusalén.
Entonces los dos hombres bajaron del monte, cruzaron el río y llegaron adonde estaba Josué, hijo de Nun, a quien contaron todo lo que les había pasado.