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Referencias Cruzadas

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Josué 1:9

La Palabra (versión española)

Te he mandado que seas fuerte y valiente. No tengas, pues, miedo ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.

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33 Referencias Cruzadas  

Yo estoy contigo; te protegeré adondequiera que vayas y te traeré de vuelta a esta tierra, porque no te abandonaré hasta que haya cumplido lo que te he prometido.

El Señor estaba con José, así que todo lo que emprendía prosperaba. José fue llevado a casa de su amo egipcio,

y mientras estuvo allí, su amo se dio cuenta de que el Señor estaba con José, pues todo cuanto emprendía prosperaba.

Absalón ordenó a sus criados: —Fijaos bien: cuando Amnón se ponga alegre con el vino y yo os ordene que lo ataquéis, lo matáis. No tengáis miedo, pues soy yo quien os lo ordeno. Tened ánimo y valor.

Luego David añadió a su hijo Salomón: —¡Ten valor y ánimo, y pon manos a la obra! No temas ni te acobardes, porque Dios, el Señor, mi Dios, te acompaña, y no te dejará ni abandonará hasta que culmines toda la obra del servicio del Templo.

Así que vosotros manteneos firmes y no bajéis la guardia, porque vuestros esfuerzos se verán recompensados.

El Señor del universo está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestro baluarte. [Pausa]

No temas, que estoy contigo; no te angusties, que soy tu Dios. Te doy fuerza y voy a ayudarte, te sostiene mi diestra salvadora.

Y ahora, así dice el Señor, el que te ha creado, Jacob, el que te ha formado, Israel: No temas, que te he rescatado, te llamo por tu nombre y eres mío.

No temas, que estoy contigo. Traeré de oriente a tus hijos, desde occidente te reuniré.

No llaméis conspiración a lo que este pueblo llama conspiración. No temáis ni os asustéis ante lo que él teme.

—No temas, pues eres muy apreciado. La paz sea contigo. Ahora sé fuerte y ten ánimo. Mientras me hablaba, sentí que recuperaba las fuerzas y dije: —Puedes hablar, Señor, pues me has devuelto las fuerzas.

Sin embargo, anímate Zorobabel —oráculo del Señor—, anímate sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y que se anime toda la gente del país —oráculo del Señor—. Poned manos a la obra porque yo estoy con vosotros, dice el Señor del universo.

Este es el compromiso que pacté con vosotros cuando salisteis de Egipto: mi espíritu estará en medio de vosotros; por tanto, no temáis».

Pero Pedro y Juan les respondieron: —¿Os parece justo delante de Dios que os obedezcamos a vosotros antes que a él?

El Señor tu Dios te entrega esta tierra: ¡Adelante, pues!, toma posesión de ella tal como te ha dicho el Señor, el Dios de tus antepasados. No temas ni te acobardes».

Cuando salgas a combatir contra tus enemigos y te encuentres un ejército con caballos y carros de combate superior al tuyo, no te amedrentes, porque está contigo el Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto.

Y el Señor le dio a Josué, hijo de Nun, estas órdenes: —Sé fuerte y decidido, porque tú harás entrar a los israelitas a la tierra que juré darles. Yo estaré contigo.

Reunid ante mí a todos los ancianos de vuestras tribus y a vuestros oficiales, para que pueda comunicarles personalmente estas cosas y poner al cielo y a la tierra como testigos de su responsabilidad.

Josué dio a los funcionarios del pueblo la orden siguiente:

Del mismo modo que obedecimos en todo a Moisés, te obedeceremos a ti. Que el Señor, tu Dios, esté contigo como estuvo con Moisés.

El que se rebele contra ti y no obedezca tus órdenes, cualesquiera que sean, morirá. Tú, sé fuerte y valiente.

Josué añadió: —Sed decididos y valientes; no tengáis miedo ni os acobardéis, pues así tratará el Señor a todos los enemigos contra los que tenéis que combatir.

y el Señor le dijo: —No les tengas miedo, porque los he entregado en tus manos; ninguno de ellos podrá hacerte frente.

El Señor dijo a Josué: —Hoy mismo voy a empezar a engrandecerte ante todo Israel, para que sepan que estoy contigo, lo mismo que estuve con Moisés.

Y el Señor estuvo con Josué, cuya fama se divulgó por toda la tierra.

El Señor dijo entonces a Josué: —¡No tengas miedo ni te acobardes! Toma contigo a toda la gente de guerra y disponte a atacar a Ay. Yo te entrego al rey de Ay, junto con su pueblo, su ciudad y su territorio.

El Señor se volvió hacia él y le dijo: —Vete y, con esa fuerza que tienes, salva a Israel del dominio de Madián. Soy yo el que te envío.

Cuando te hayan ocurrido estas señales, actúa como quieras, porque Dios está contigo.




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