A ti y a los descendientes que te sucedan os daré en posesión perpetua la tierra que ahora recorres como inmigrante, toda la tierra de Canaán. Y yo seré su Dios.
El Señor añadió: —¿Te has fijado en mi siervo Job? En la tierra no hay otro como él: es un hombre justo, honrado y respetuoso de Dios, y vive apartado del mal.
Después Moisés llamó a Josué y, en presencia de todo Israel, le dijo: —Sé fuerte y decidido, porque tú harás entrar a este pueblo en la tierra que el Señor os prometió dar según juró a tus antepasados. Tú repartirás la tierra entre los israelitas.
—Recorred el campamento y ordenad esto al pueblo: «Aprovisionaos convenientemente, porque dentro de tres días cruzaréis ese Jordán, para ir a tomar posesión de la tierra que el Señor, vuestro Dios, os da en propiedad».