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Referencias Cruzadas

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Jonás 2:6

La Palabra (versión española)

Las aguas me anegaron hasta el cuello, el abismo me envolvía, las algas se enredaban en mi cabeza.

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25 Referencias Cruzadas  

suplicará piedad en su favor: «Líbralo de bajar a la fosa, he encontrado quien rescate su vida».

Me ha librado de bajar a la fosa, mi existencia está abierta a la luz».

Como vestido le pusiste el océano, hasta los montes se alzaban las aguas;

subían a los montes, por los valles bajaban hasta el lugar que tú mismo les fijaste.

Las cadenas de la muerte me cercaban, me alcanzaba la tristeza del abismo, era presa de la angustia y el dolor.

Señor, respóndeme pronto, que mi vida se agota. ¡No me ocultes tu rostro, que no sea yo como los muertos!

pues no me abandonarás en el reino de los muertos, no permitirás que tu fiel vea la tumba.

me envolvían las redes del abismo, me acosaban trampas mortales.

Señor, me libraste de ir al reino de los muertos, me devolviste la vida cuando agonizaba.

¿Qué provecho hay en mi muerte, en que yo baje a la tumba? ¿Podrá alabarte el polvo? ¿Anunciará él tu fidelidad?

Y tú, oh Dios, los arrojarás a la fosa: los sanguinarios y los falsos no alcanzarán la mitad de su vida. Pero yo en ti pongo mi confianza.

Con su fuerza afianza los montes revestido todo él de poder;

que me hundo en un profundo cenagal y no tengo dónde apoyar el pie; me encuentro en el seno de las aguas y me arrastra la corriente.

Yo pensé: «Ahora en la mitad de mis días he de irme a las puertas del reino de los muertos, privado del resto de mis años».

La amargura se me ha vuelto dicha, pues has detenido mi vida al pie de una tumba vacía: has echado a tus espaldas todas mis torpes acciones.

¿Quién ha medido con su mano el mar, o ha calculado a palmos el cielo, o ha metido en un celemín el polvo de la tierra? ¿Quién ha pesado los montes en la balanza o calculado en el peso las colinas?

te haré bajar a la fosa con los muertos, con la gente de antaño; te daré una morada en el mundo subterráneo, entre ruinas perpetuas, junto con los que han muerto, para que no vuelvas a habitar la tierra de los vivos.

Así no se enorgullecerán de su talla los árboles plantados junto al agua ni mecerán su copa entre las nubes; y ningún árbol bien regado se elevará por encima de su altura. Pues todos están destinados a la muerte, a bajar a lo profundo de la tierra, mezclados con los seres humanos, con todos los que bajan a la fosa.

Se estremecen los montes al verte y cae una inmensa tromba de agua; el océano hace oír su fragor y se encrespan sus olas enormes.

Se detiene y tiembla la tierra, a su mirada toda nación se sobresalta. Se desmoronan los antiquísimos montes, las colinas ancestrales se desploman por donde siempre transitaron sus sendas.

Por eso te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi Iglesia, y el poder del abismo no la vencerá.

Se ha encendido el fuego de mi ira, que quema hasta lo profundo del abismo; devorará la tierra y sus cosechas, y consumirá la raíz de las montañas.




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