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Referencias Cruzadas

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Jonás 2:2

La Palabra (versión española)

Desde el vientre del pez, Jonás suplicó al Señor, su Dios,

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26 Referencias Cruzadas  

Pero en la adversidad trató de buscar al Señor, su Dios: se humilló profundamente ante el Dios de sus antepasados,

Las cadenas de la muerte me cercaban, me alcanzaba la tristeza del abismo, era presa de la angustia y el dolor.

Clamo al Señor en mi angustia y él me responde.

pues no me abandonarás en el reino de los muertos, no permitirás que tu fiel vea la tumba.

Porque no despreció ni rechazó el dolor del afligido; no le ocultó su rostro, sino que lo escuchó cuando clamaba.

Clama el humilde y el Señor lo escucha, de todas sus angustias lo salva.

Respóndeme cuando te llame, tú, oh Dios, que eres mi defensor; tú que en la angustia me confortaste, apiádate de mí, escucha mi oración.

Desde el confín de la tierra te llamo mientras mi corazón desfallece; llévame a la roca que se alza inaccesible,

pues tú escuchas las oraciones y todos los humanos acuden a ti.

porque ha sido grande tu amor conmigo, del reino de los muertos me sacaste.

El reino de los muertos se estremece en lo profundo al salir a tu encuentro, despertando en tu honor a las sombras, a los grandes del mundo, haciendo que se alcen de sus tronos los reyes de los pueblos.

Invoqué, Señor, tu nombre desde lo hondo del pozo.

te haré bajar a la fosa con los muertos, con la gente de antaño; te daré una morada en el mundo subterráneo, entre ruinas perpetuas, junto con los que han muerto, para que no vuelvas a habitar la tierra de los vivos.

Así no se enorgullecerán de su talla los árboles plantados junto al agua ni mecerán su copa entre las nubes; y ningún árbol bien regado se elevará por encima de su altura. Pues todos están destinados a la muerte, a bajar a lo profundo de la tierra, mezclados con los seres humanos, con todos los que bajan a la fosa.

Porque, así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, así también el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en lo profundo de la tierra.

Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra, y al que llama, Dios le abrirá la puerta.

Jesús, lleno de angustia, oraba intensamente. Y le caía el sudor al suelo en forma de grandes gotas de sangre].

Porque no me abandonarás al poder del abismo ni permitirás que tu elegido se corrompa.

Es el mismo Cristo, que durante su vida mortal oró y suplicó con fuerte clamor, acompañado de lágrimas, a quien podía liberarlo de la muerte; y ciertamente Dios lo escuchó en atención a su actitud de acatamiento.

No me tomes por una desvergonzada; si me he excedido al hablar, lo he hecho abrumada por mi dolor y mi desgracia.

David estaba muy preocupado, porque la gente, afligida por sus hijos e hijas, hablaba de apedrearlo. Pero, reconfortado por el Señor, su Dios,




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