El Señor dispuso entonces que Jonás fuera tragado por un gran pez en cuyo vientre permaneció durante tres días y tres noches.
Allí podrás beber agua del arroyo y, además, he ordenado a los cuervos que te lleven comida.
Aunque quiera matarme, no me queda otra esperanza; quiero defenderme en su presencia;
Invócame en tiempo de angustia, yo te salvaré y tú me darás gloria».
Me llamará y le responderé, estaré con él en la angustia, lo libraré y lo engrandeceré;
Señor, en el peligro acudíamos a ti, cuando más nos afligía tu castigo:
Me iré, volveré a mi morada, hasta que ellos me busquen, reconociendo su culpa. En su angustia me buscarán.
¿Sufre alguno de vosotros? Que ore. ¿Está gozoso? Que alabe al Señor.