Esto es lo que dice el Señor: Son tantos los delitos de Israel que no los dejaré sin castigo. Venden al inocente por dinero, al pobre por un par de sandalias;
Allí estabas tú presente aquel día: cuando extranjeros capturaron su ejército y extraños traspasaron sus puertas repartiéndose a Jerusalén por sorteo, ¡tú fuiste también como uno de ellos!
Pero también ella, cautiva, tuvo que marchar al destierro; también fueron estrellados sus niños en las encrucijadas de los caminos; sobre todos sus nobles echaron suertes y a sus magnates ataron con grilletes.