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Referencias Cruzadas

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Joel 2:2

La Palabra (versión española)

día de oscuridad y de tinieblas, de nubarrones y densa niebla. Como el amanecer sobre los montes, así avanza un pueblo fuerte y numeroso; nunca antes hubo otro como él, ni volverá a existir después por muchas generaciones que pasen.

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34 Referencias Cruzadas  

Él piensa: «Nadie me hará caer; seré feliz, no me alcanzará la desgracia».

La bruma y la niebla lo rodean, la justicia y el derecho sostienen su trono.

que invadió todo el país, hasta el último rincón. ¡Nunca antes se había visto tal cantidad de langostas, ni se vio después algo parecido!

Llenarán tus palacios, las casas de tus cortesanos y las del resto de los egipcios. ¡Será algo como nunca vieron tus padres ni tus abuelos desde que aparecieron sobre la tierra hasta el presente! Dicho esto, Moisés dio media vuelta y salió de la presencia del faraón.

Y mientras Moisés se aproximaba a la nube oscura en la que estaba Dios, el pueblo se mantuvo a distancia.

Bramará aquel día contra él lo mismo que brama el mar. La tierra aparecerá cubierta de densa niebla, la luz se oscurecerá metida entre nubarrones.

mirará después a la tierra: verá persecución y tiniebla, verá oscuridad angustiosa, noche cerrada sin luz.

Honrad al Señor, vuestro Dios, antes de que irrumpa la oscuridad; antes de que tropiecen vuestros pies por los montes, a la hora del crepúsculo; antes de que la luz que esperáis se convierta en sombras mortales, se transforme en densa oscuridad.

Después de cierto tiempo me dijo el Señor: —Vete al Éufrates y cuando llegues, recoge el cinturón que te ordené esconder allí.

¿No os dice nada a vosotros, los que vais por el camino? Mirad bien si hay un dolor como el dolor que me aflige, que el Señor me castigó el día de su furor.

Cuando te extingas, oscureceré el cielo y haré que se oscurezcan las estrellas; taparé el sol con nubarrones, y la luna no emitirá luz.

Del mismo modo que el pastor vela por sus ovejas cuando andan dispersas, así velaré yo por mis ovejas y las sacaré de todos los lugares por donde se habían dispersado en días de densa niebla.

Subirás como un huracán, llegarás como un nubarrón para cubrir todo el país, tú y todas tus tropas, pueblos numerosos.

En aquel tiempo aparecerá Miguel, el gran Príncipe protector de tu pueblo. Habrá un tiempo de angustia como no la ha habido desde que existen las naciones. Pero en ese tiempo será salvado tu pueblo, todos los que tengan el nombre escrito en el libro.

Cumpliste las palabras pronunciadas contra nosotros y contra nuestros gobernantes, desencadenando contra nosotros una calamidad de tales dimensiones que lo que le ocurrió a Jerusalén nunca antes había ocurrido bajo el cielo.

Porque un pueblo ha invadido mi tierra; es poderoso e innumerable; sus dientes son dientes de león, y tiene muelas como de leona.

Os compensaré por aquellos años en que todo lo arrasaron la «recolectora», la «lamedora», la «devoradora» y la «devastadora», aquel inmenso ejército que envié contra vosotros.

Retumban como carros de guerra, saltan por las cimas de los montes; son igual que el crepitar del fuego cuando consume el rastrojo; igual que un pueblo poderoso dispuesto para el combate.

el sol se convertirá en tinieblas y la luna se volverá roja como sangre ante la llegada del día del Señor, día grandioso y temible.

Porque él es quien formó los montes y dio existencia a los vientos; él es quien revela al ser humano sus proyectos, quien cambia las tinieblas en aurora y camina sobre las cumbres de la tierra. Su nombre es el Señor, Dios del universo.

¡Silencio ante el Señor Dios! Ya está próximo el día del Señor: él tiene preparado un sacrificio, y ha consagrado a sus invitados.

Aquel día no habrá luminarias, ni frío, ni hielo.

porque habrá entonces tanto sufrimiento como no lo ha habido desde que el mundo existe ni volverá a haberlo jamás.

porque aquellos días serán de un sufrimiento tal como no lo ha habido desde que el mundo existe, cuando Dios lo creó, hasta ahora, ni volverá a haberlo jamás.

Recuerda los días de antaño, piensa en los tiempos pasados; pídele a tu padre que te lo cuente, a tus ancianos que te lo expliquen:

Vosotros no os habéis acercado a una montaña de esta tierra. No habéis tenido que enfrentaros a un fuego ardiente, a las oscuras tinieblas o al fragor de la tormenta;

Son olas de un mar embravecido, que arroja la espuma de sus propias desvergüenzas; estrellas fugaces, cuyo eterno destino es la tiniebla sin fondo.

Abrió lo profundo del abismo, y de sus profundidades, como de un horno gigantesco, salió una densa humareda. El sol y el aire se oscurecieron a causa del humo del abismo,




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