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Referencias Cruzadas

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Joel 2:13

La Palabra (versión española)

Rasgad vuestro corazón en lugar de vuestros vestidos; volveos al Señor, vuestro Dios, que es misericordioso y compasivo, lento para airarse y lleno de amor, siempre dispuesto a no hacer mal.

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41 Referencias Cruzadas  

Rubén volvió al aljibe y, al ver que José ya no estaba allí, se rasgó las vestiduras;

Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, se vistió de luto y por mucho tiempo hizo duelo por su hijo.

Entonces David rasgó sus vestiduras, al igual que sus hombres.

Cuando Ajab escuchó esas palabras, se rasgó las vestiduras, se vistió de saco y ayunó; se acostaba con el saco y se mostraba afligido.

Cuando el rey oyó las palabras del Libro de la Ley, se rasgó las vestiduras

Puesto que te has conmovido de corazón y te has humillado ante el Señor, al escuchar lo que he anunciado contra este lugar y sus habitantes, que se convertirán en objeto de ruina y maldición; puesto que has desgarrado tus vestiduras y has llorado ante mí, yo también te he escuchado —oráculo del Señor—.

Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras y dijo: —¿Acaso soy yo Dios, dueño de la muerte y la vida, para que este me encargue curar a un hombre de su lepra? Analizadlo y comprobaréis que lo que él quiere es provocarme.

Cuando el rey escuchó las palabras de la mujer, se rasgó las vestiduras y, como estaba paseando por la muralla, la gente pudo ver que llevaba un sayal pegado al cuerpo.

escucha tú desde el cielo, perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo, Israel; muéstrales el buen camino a seguir y envía la lluvia sobre la tierra que diste en herencia a tu pueblo.

No quisieron escucharte, no se acordaron de las maravillas que hiciste en su favor; rebeldes y tozudos, se empeñaron en regresar a su situación de esclavitud. Pero tú eres un Dios que perdona, un Dios clemente y compasivo, lento a la ira y rico en amor. Así que no los abandonaste,

Job se levantó, se rasgó la ropa, se afeitó la cabeza, se echó por tierra

El Señor es clemente y compasivo, paciente y lleno de amor.

y recordó su alianza con ellos; por su inmenso amor se compadeció,

El Señor está cerca de los afligidos, salva a los que están tristes.

El sacrificio a Dios es un espíritu apenado, tú, Dios, no rechazas el corazón dolorido y humilde.

Pero tú, mi Dios, Dios clemente y compasivo, paciente, lleno de amor y de verdad,

Tú, mi Dios, eres bueno y clemente, lleno de amor para quienes te invocan.

Pues esto dice el Alto y Excelso, el que vive por siempre, de nombre Santo: Yo habito en las alturas sagradas, pero miro por humildes y abatidos, para reanimar el espíritu abatido, para reanimar el corazón humillado.

¿Creéis que es este el ayuno que deseo cuando uno decide mortificarse: que mueva su cabeza como un junco, que se acueste sobre saco y ceniza? ¿A esto llamáis ayuno, día agradable al Señor?

Todo eso lo ha hecho mi mano, y así es como todo existió —oráculo del Señor—. En el pobre pongo mis ojos, en el abatido que respeta mis palabras.

Tal vez así lleguen sus súplicas ante el Señor y abandone cada cual su mala conducta, porque son enormes la ira y la cólera con las que ha hablado el Señor a este pueblo.

llegaron ochenta hombres de Siquén, de Siló y de Samaría, con la barba rapada, con la ropa desgarrada y con incisiones en el cuerpo. Llevaban consigo ofrendas e incienso para ofrecerlos en el Templo del Señor.

Si os instaláis en esta tierra, os construiré y no os destruiré, os plantaré y no os arrancaré, pues me arrepiento del daño que os he hecho.

Le dijo el Señor: —Recorre la ciudad de Jerusalén y pon una señal en la frente de todos los que gimen y sollozan por las abominaciones que se cometen en ella.

Pagará su culpa Samaría, pues contra su Dios se ha rebelado. Morirán a filo de espada, sus niños serán estrellados, las embarazadas abiertas en canal.

¡Tal vez Dios se arrepienta, se calme el furor de su ira y no perezcamos!».

y oró al Señor con estas palabras: —¡Oh, Señor! ¿Acaso no era esto lo que yo me decía mientras estaba en mi tierra? Por esto me apresuré a huir hacia Tarsis, porque yo sabía que tú eres un Dios benévolo y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor; yo sabía que te retractas del castigo.

¿Qué Dios perdona el pecado y pasa por alto, como haces tú, las culpas al resto de su heredad? No mantendrá por siempre su ira, pues se complace en el amor.

El Señor es paciente, pero fuerte; a ningún culpable deja impune. En el huracán y la tempestad traza su sendero, las nubes son el polvo que levanta a su paso.

«El Señor es tardo para la ira y abundante en misericordia; el Señor perdona la iniquidad y la rebelión, pero no las deja impunes, sino que castiga la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación».

¿Te es, acaso, indiferente la inagotable bondad, paciencia y generosidad de Dios, y no te das cuenta de que es precisamente esa bondad la que está impulsándote a cambiar de conducta?

Pero la piedad de Dios es grande, e inmenso su amor hacia nosotros.

teniendo en cuenta que el ejercicio corporal no sirve para mucho y, en cambio, una vida de veras piadosa es útil para todo; además, cuenta con la promesa de la vida, tanto presente como futura.




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