Joel 1:7

La Palabra (versión española)

Ha asolado mi viñedo, ha destrozado mis higueras, las ha descortezado del todo haciendo blanquear sus ramas; luego las ha derribado.

Referencias Cruzadas

Salmos 105:33

Destruyó luego sus viñas e higueras, destrozó la arboleda de su territorio.

Éxodo 10:14

que invadió todo el país, hasta el último rincón. ¡Nunca antes se había visto tal cantidad de langostas, ni se vio después algo parecido!

Éxodo 10:15

Las langostas cubrieron el país de tal modo que se oscureció su superficie; devoraron todas las plantas del país y todos los frutos de los árboles que se habían salvado del granizo. No dejaron nada verde en ningún lugar de Egipto: ni en el campo, ni en los árboles.

Isaías 24:7

Se pierde el mosto, se agosta la vid, se lamenta la gente dicharachera.

Isaías 32:12

Golpeaos el pecho, lamentaos por la campiña, por la fértil viña;

Isaías 5:6

Pienso acabar con ella: nadie la podará ni escardará, cardos y zarzas crecerán; voy a ordenar a las nubes que no la rieguen con lluvia.

Jeremías 8:13

Quisiera cosechar algo —oráculo del Señor—, pero no hay uvas en la cepa, tampoco higos en la higuera; tienen las hojas marchitas. ¡Pues los convertiré en bosque pelado!

Oseas 2:12

Entonces descubriré su infamia delante de sus amantes y nadie la librará de mi mano.

Joel 1:12

Está reseco el viñedo y marchita la higuera, así como el granado, el manzano y la palmera: se han secado por completo todos los árboles del campo. Incluso entre la gente ha desaparecido la alegría.

Amós 4:9

Os golpeé con tizón y con añublo, agosté vuestros huertos y viñedos; devoró la langosta higueras y olivares; pero seguís sin convertiros a mí, —oráculo del Señor.

Habacuc 3:17

Aunque no eche brotes la higuera, ni den las vides ningún fruto; aunque nada se espere del olivo, ni los labrantíos den para comer; aunque no haya ovejas en el aprisco, ni queden vacas en los establos;

Malaquías 3:11

Alejaré de vosotros la plaga voraz para que no destruya el fruto de vuestra tierra ni malogre el viñedo de vuestros campos —dice el Señor del universo—.