No dejéis quien siembre en Babilonia, ni quien empuñe la hoz en la siega; por temor a la espada letal, volverá cada cual a su gente, huirá cada cual a su tierra.
Así habla el Señor, Dios del universo: En todas las plazas habrá lamentos, en todas las calles, gritos de dolor; será convocado a duelo el campesino, y las plañideras para que se lamenten.